viernes, 5 de febrero de 2010

A veces trato de recordar lo que era sentirse seguro. Acostarte y dormir de noche. Saber que cualquier pesadilla se alejaría invocando a alguien cercano. Despertar extasiado por el sueño fantástico que te regaló el mundo onírico y no con un nudo en la garganta de tanto llamar a alguien que no volverá. Manchas oscuras, viajes a través de la nada sideral, donde la materia es una quimera y lo único que existe es la sensación pura de la soledad. Desconfiguraciones espaciales, mutaciones constantes donde la esencia amenaza siempre con extinguirse. Ni sueños ni pesadillas. Son las hordas huyendo a través de los muros derribados de la inconciencia.

1 comentario:

Sil dijo...

Muy bueno, mezcla se senaciones perfectamente definidas,

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