jueves, 30 de septiembre de 2010
El bicho...
domingo, 19 de septiembre de 2010
El tuerto...
miércoles, 25 de agosto de 2010
martes, 24 de agosto de 2010
...
¿Has notado
lo rara que se ha puesto la vida?
¿Dónde están,
viejo amigo,
las certezas
y esa cálida claridad
del día?
Solo mira
en lo que nos hemos convertido.
Hombres,
llenos de responsabilidades
que no sabemos
de donde han salido.
Que cumples
a pesar del tedio.
Que evito
a pesar del miedo.
Mira en lo que
dejamos, que nos convirtieran.
¿Dónde se fue,
esa búsqueda
de miradas
profundas
y sinceras
en cada alma
que se nos cruzaba?
¿Dónde están,
las cosas nobles,
las cosas sencillas?
Todo se ha vuelto,
viejo amigo,
incierto,
brumoso,
frágil...
Ya casi saldrá el sol,
en unos minutos,
y de la luna
no obtuve nada.
No hay ya revelaciones,
adornando mis noches
de insomnio
ni poemas que al amanecer
coronen mis nostalgias.
Estoy tan solo,
viejo amigo,
tan quieto en mi silla
esperando que el sol,
me mande a acostar.
Estoy despierto,
y me quedo aquí,
tan quieto en mi silla,
como oculto bajo las sabanas,
como cuando era un niño
seguro de que algo
terrible
rondaba ahí afuera.
Estoy tan solo, en mi rincón,
prometiendole a mis sueños
que no los abandonaré,
antes de que el alba
aleje las sombras,
que nos rodean.
Ya nada parece cierto,
viejo amigo,
todas estas relaciones
que hemos forjado,
las personas que conocimos,
se desvanecen
según las circunstancias
como siluetas desdibujadas.
Todos,
los que conozcamos
desde ahora
eventualmente
se irán
porque ahora,
viejo amigo,
trazamos nuestro camino,
en la arena
atando nuestras vidas
con una hebra
tan fina e irreal
que el menor suspiro
el más nimio temor
nos separa sin más.
Desde mi ventana,
observo a las personas
angustiado,
y me pregunto
si fuese yo,
viejo amigo,
el que se fuera.
Si estuvieras
parado
frente a mi lápida
leyendo
una dedicatoria
insípida,
que sabes
no es nada
de lo que fui.
¿Que pensarías?
¿Que extrañarían,
los que se,
derramarán,
incontables lágrimas,
y se llenarán,
de lamentos?
¿Conocen acaso
mi pastel favorito,
mi película preferida,
cuantas de azúcar,
aquella canción,
ese aroma?
Esto no es...
ya ni se lo que es.
Es de noche.
El sol se acerca y
puedo ver
la silueta de los arboles
a través de la persiana
y yo aquí,
tan solo,
tan quieto en mi silla
¿Has notado,
lo rara que se ha puesto la vida?
jueves, 15 de julio de 2010
Los perdededores
Se cagan de la risa en tu cara, porque saben que para ti no hay lugar. Porque en esta tierra de hombres idiotas, solo hay espacio para los vencedores y para los vencidos. Pero no para los que sin haber ganado una sola vez siguen en la pelea.
Asi nos ganamos la vida los perdedores. Siendo el amor platonico de quienes no quieren perder un sueño, pero viven sus mentiras con comodidad. Asi nos ganamos la vida los perdedores. Dueños de un corazon tan grande que solo puede llenarse de vacio. Videntes de un universo inexistente. Soñadores diurnos, amargados nocturnos. Y entre cigarro y cigarro nos cansamos de llamar a la muerte, que ocupada barre territorios ajenos. Ingnorandonos porque no tenemos hora. No aun.
Y asi me gano la vida yo, sonriendo a ratos, levantando caidos, besando dorsos de manos frias y calentando corazones dormidos. Arengando a todos a librar sus batallas, sean cuales sean. Y a veces, solo a veces, nos enamoramos de alguna sonrisa devuelta, y nos dejamos llevar por alguna palabra de amor, siempre inconstante, siempre circunstancial. Y entonces volvemos a perder.
Pero es, a fin de cuentas, un buen trabajo.
jueves, 24 de junio de 2010
Camino a Ítaca...
ya no me emociona, como ayer
llegar a esa Ítaca tan ansiada.
Pasa que me ha gustado esta isla.
Pasa que cada dia me enfreto
a lestrigones y cíclopes
y al colerico Poseidón.
Lo siento Kafavis,
es la humanidad completa
quien los anida en su alma
y yo no puedo hacer más
que luchar contra ellos.
Me creerás viejo amigo
que cada vez
que rescato a alguna damisela
la cargo hasta su hogar y luego me alejo
con la promesa de un beso al regresar,
al día siguiente Kavafis,
vuelvo a enfrentarme
al colérico Poseidón,
a lestrigones y cílopes
y a rescatar más doncellas.
Sucede oh Constantino,
que mis hombres preparan el barco,
quieren llegar a tu Ítaca,
deseosos de los lujos que obtendrán
con todo cuanto han adquirido en nuestro largo viaje
mas yo no he de moverme,
pues te contaré un secreto
he hallado algo maravilloso.
Te diré que brilla,
con el ligero resplandor de una sombra
que oculta en su interior la luz de Apolo.
Te diré que la vi un día cualquiera
y aunque traté de evitarlo
me perdí en sus ojos,
Te diré Kavafis,
que no siempre es necesario llegar a Ítaca,
mas si no hubiera emprendido el camino
jamás hubiera conocido esta isla,
ni a la musa que en ella encontré.